*Rita Balboa
Tradicionalmente, por lo menos esa fue mi educación católica,
la Semana Santa – que inició el pasado domingo con los oficios y la celebración
de la Semana Mayor, que es una de las fechas más importantes para los
católicos, pues se vive la Pasión y Muerte de Cristo así como se espera la
resurrección- son Días de Guardar.
Así la conocí por mi madre, una mujer que profesa la religión
católica, y mi familia en lo general, pero sé que la forma de vivir actualmente
la Semana Santa ha cambiado.
La misma Iglesia católica ha relajado las formas de cómo vivir
la Semana Santa, por ejemplo, adoptar una postura más espiritual y promulga que
la tradicional abstinencia de carne puede reemplazarse con el ayuno espiritual,
privándonos de lujos, del celular y del Internet. Ahora las penitencias pueden
ser participando del Vía Crucis, rezar el Rosario y fortalecer el contacto con
Dios, evitar los vicios y la superficialidad.
Pero estoy clara que la Semana Santa ya no es igual que
cuando la celebraban mis padres, pues sus cambios lo vivimos cada año, pero
cuando conocemos datos duros nos damos cuenta cuánto cambia nuestras
tradiciones.
Existen varias encuestas de cómo celebramos actualmente la
Semana Santa en México. Una de ellas realizada por Gabinete de Comunicación
Estratégica (GCE) descubrió lo siguiente: “Los días de guardar se han
convertido en México en un simple periodo vacacional, afirman 68 de cada cien
personas, a pesar de que 77% de los mexicanos se considera devoto de la
religión que profesa y 77.8% considera que la Semana Santa es importante”.
Continua la encuesta: “23.1% de los mexicanos asegura que la
Semana Mayor significa la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo y 18.1%
la identifica con la reflexión espiritual. Pero para 9.7% es sólo otro día
normal, 9.2% la ve como temporada de vacaciones; 1.8% respondió sencillamente
cuaresma.
“La fe perdura y 9% siente que se trata de celebraciones religiosas,
5.1% que son días de guardar y 3.9% de
cuestiones de la religión católica; 3.7% mencionó que es tiempo de descanso,
3.5% días de pasarla con la familia y amigos, 1.6% tiene idea de que es para
tomar días de descanso.
Cuando GCE preguntó telefónicamente ¿qué tan devoto se
considera?, 32 de cada 100 mexicanos respondieron que “mucho”, 39 dijeron que
“algo” y 20 que poco; 3 confesaron que no tienen devoción religiosa y 6 no
respondieron o dejaron todo en el limbo con un “no sé”.
Y sobre qué tan devotos piensan que son los mexicanos, los
entrevistados indicaron: “mucho” 31.7%, “algo” 39.3% y “poco” 20.3%. Un 2.8%
siente que la sociedad no es nada devota y 5.9% prefirió el silencio o decir
que ignora qué tan religiosa es la gente.
Gabinete pidió la opinión de 600 personas de todo México
sobre qué tan importante es la Semana Santa para ellas y 55.8% dijo que
“mucho”, 22.1% “algo” y 16.6% “poco”; 3.3% no le otorga ninguna relevancia y
3.3% prefirió no confesar su pensamiento.
Lo impactante de la encuesta es que el 68.3% dijo que ya no
son “días de guardar” sino días de descanso, sólo el 23% todavía tienen esencia
religiosa.
No cabe duda que los tiempos han cambiado radicalmente.
Semana Santa, sigue siendo una buena
etapa para reflexiona
Lo que no ha
cambiado la Semana Santa, eso creo, es la oportunidad que nos da de reflexionar
sobre los temas que uno considere importante, ya sea personal, familiar,
profesional o de alguna actividad dentro de la sociedad.
Estoy
convencida de que la familia es un elemento natural y fundamental de la
sociedad. Los lazos principales que definen a una familia son vínculos
derivados del establecimiento de una relación reconocida socialmente, como el
matrimonio, y ligas de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o
los lazos entre los hermanos que descienden de un mismo padre.
Dentro de la
familia, nosotras, las mujeres tenemos un papel fundamental, no sólo me refiero
al papel de hija, hermana y madre. Muchas mujeres jugamos un papel social o
político dentro de la sociedad.
En los
últimos días he conocido de grandes mujeres que han logrado sus éxitos en áreas
que hasta hace poco era sólo para hombres; a la par también he conocido de
agresiones o asesinatos de mujeres en varios estados de nuestro país y países de América Latina.
Para nadie
es un secreto que no obstante los avances registrados todavía existen leyes
discriminatorias contra el sector femenino. Aun en pleno siglo veintiuno, el número de
mujeres pobres sobrepasa al de los hombres, al tiempo que las primeras reciben
menos salario que los segundos por un mismo trabajo y representan dos tercios
de los analfabetos del planeta.
No
entendemos como aún exista poco progreso en materia de salud reproductiva y los
actuales niveles de mortalidad materna son inaceptables, cuando casi a todas
las enfermedades se les puede prevenir.
Se dice
tanto que la igualdad de género y el fortalecimiento del poder de las mujeres y
niñas no son un objetivo por sí mismo, sino una clave para el desarrollo
sostenible, el crecimiento económico, la paz y la seguridad familiar. La discriminación
es una de las principales barreras que las mujeres enfrentan para que sus
derechos sean efectivamente protegidos y garantizados.
Se reconoce avances en los derechos de las
mujeres, pero también se observa que, tanto en la ley como en la práctica,
persisten formas de discriminación que siguen siendo toleradas por la sociedad.
Esto acentúa
las iniquidades estructurales en los ámbitos familiar, político y laboral.
Existe aún
un vínculo directo entre la desigualdad de las chiapanecas, y mexicanas, en el
ámbito de la familia y su limitada participación en la esfera política y en el
contexto laboral.
La
democratización de la familia es vital para que las mujeres puedan tener
participación igualitaria en su inserción en la vida laboral y política del
país. La igualdad de las mujeres en todas las esferas es clave para que el
desarrollo económico, social y político.
El logro de la equidad de género en la
participación política requiere –a nuestro juicio–, en lo que al acceso a los
recursos se refiere, un trabajo orientado en las siguientes direcciones
básicas: Es indispensable trabajar en la educación y la capacitación de la
mujer, condiciones previas para que la inserción en la vida económica y
política sea efectiva y motor de modificación de pautas culturales.
Lo hemos
dicho a los cuatro vientos que la violencia de género es un grave obstáculo
para el logro de todos los objetivos de desarrollo. Ojalá que vengan tiempos
nuevos para el sector femenino en Chiapas, México y América Latina. Pero sé que
eso costará mucho trabajo, no hay que ceder ni un ápice.
La realidad colombiana: Feminicidios
aumenta
En párrafos
anteriores reflexionábamos sobre la violencia de género en muchos países,
incluyendo México. En la semana que finaliza conocimos del aumento de las agresiones a las colombianas.
ONU Mujeres
hizo público información sobre el aumento de los feminicidios y pidió la
participación de toda la sociedad para combatirlo y cambiar la cultura que
justifica la violencia.
El tema del
feminicidio en ésa nación latinoamericana ha sido el tema recurrente después de
conocerse el asesinato de Claudia Rodríguez a manos de su expareja.
Valga citar
las estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal), las cuales indica que a diario mueren 12 mujeres latinoamericanas y
caribeñas solo por ser mujeres.
Difícil
situación que se vive en Colombia, más no es la única nación con altos índices
de feminicidio. Chile, uno de los países que ha logrado consolidar su economía,
ha tenido también índices altos de crímenes violentos contra mujeres.
Triste, pero
es una realidad inocultable.
Política mediática
Una
destacada jurista negra que se convirtió en la primera mujer musulmana que
desempeñaba un puesto de juez en Estados Unidos fue hallada muerta el jueves en
el Río Hudson de Nueva York, según una fuente policial. El cuerpo de Sheila
Abdus-Salaam, de 65 años y juez adjunta del Tribunal Superior de Nueva York,
fue hallado flotando en la ribera oeste de Manhattan @ En México, el valor del
negocio de servicios para mascotas creció 76.4%
de 2011 a 2017, y se pronostica que en los próximos cuatro años aumente
un 38.1%. Los productos para el cuidado y alimentación han aumentado su
producción 28.2% en el mismo periodo, y es que la relevancia de las mascotas en
las familias es tal que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) registró en 2014 que más de la mitad de los mexicanos
(54.9%) tenía una, 83% dijo que tenía un perro y 27% un gato.
*Periodista y política
chiapaneca.
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